Sexismo Ambivalente
Patriarcado y Paternalismo
El patriarcado①, es un término usado para definir la condición sociológica en que los miembros masculinos de una sociedad tienden a predominar en posiciones de poder; mientras más poderosa sea esta posición, más probabilidades hay de que un miembro masculino retenga esa posición.
El patriarcado contribuye a mantener a la mujer en su rol de madre y en consecuencia en trabajos domésticos, no pagados o mal remunerados y fuera del ámbito público (Saltzman, 1992), subordinándose así al varón; es un fenómeno universal, transcultural y transversal “común a todas las culturas desde los inicios de la historia conocida hasta el presente. Su universalidad es una de las armas psicológicas más potentes porque le permite apoyar su legitimidad en la naturaleza” (Mollet, 1970).
Encontramos antecedentes históricos y legales que sitúan la violencia de género como una herencia social del patriarcado (Alberdi y Matas, 2002). Basándose en rasgos biológicos (el sexo) las sociedades fueron asignando diferentes actitudes, comportamientos, roles y tareas a hombres y mujeres (el género). Los rasgos asignados a los hombres fueron llamados masculinos, y los roles asignados a las mujeres, femeninos.
Las bases de patriarcado están asentadas sobre una serie de principios que han sido institucionalizadas por las tradiciones y que de una manera indirecta defienden valores como la opresión y la subordinación de la mujer frente al hombre (Marin y Russo, 1999, 20):
• Es natural que los hombres tengan poder sobre las mujeres.
• El cabeza de familia debe hacerse cargo, acumular todo el poder, tomar las decisiones y ser responsable de establecer las acciones y comportamientos de quienes viven en el hogar.
• La masculinidad se define por características de poder: fuerza, independencia, control, poder y dominio.
• Las mujeres plantean una amenaza al poder masculino de manera que necesitan ser controladas.
• La feminidad se define como fragilidad, pasividad, dependencia, falta de poder y subordinación.
• La sexualidad femenina es una amenaza particular para el poder masculino de manera que debe estar bajo el control de los hombres, específicamente el padre y/o el esposo.
• El acoso sexual, la violación, la violencia física y otras tácticas de inducción de miedo son medios legítimos y efectivos para reforzar los derechos masculinos y para controlar a las mujeres.
Como señalan Willians y Best (1990) los estereotipos de género incluirían tanto el repertorio de actividades consideradas apropiadas para varones o mujeres (estereotipos de rol de género) como las características psicológicas que se les atribuyen a uno y otro sexo (estereotipos de rasgo de género) Hay una sobrevaloración de los roles y rasgos asignados a los hombres y un menosprecio de los asignados a las mujeres. No sólo se construyen las diferencias entre hombres y mujeres, sino que lo hacen de modo que la inferioridad de las mujeres sea entendida como biológica y natural. En este marco estructural, la violencia contra la mujer es utilizada para mantener el poder y el control del hombre y perpetuar la hegemonía de lo masculino sobre lo femenino (APA, 1999; Dutton, 1992; Walker, 1999).
De la asimetría de poder al abuso de poder hay sólo un paso, que se produce cuando el hombre descubre que la violencia es un medio eficaz para ejercer este poder y control sobre la mujer. Desde esta perspectiva, se destaca el carácter instrumental de la violencia de género como mecanismo de sometimiento, de dominación y de poder del hombre a la mujer, distinguiéndola de la agresión emocional u hostil (Berkowitz, 1996).
El código patriarcal, como forma de entender las relaciones entre hombres y mujeres, no ha desaparecido y tiene aún un vigor considerable entre buena parte de la población mundial. Aunque está perdiendo terreno, todavía tiene vigencia en buena parte de las sociedades conocidas y emerge en forma de comportamientos que nos parecen irracionales. Los comportamientos de violencia son los coletazos del patriarcado que se muestra como un sistema de dominación que se resiste a desaparecer. Incluso hay quien considera que la violencia se acrecienta por esta resistencia: la violencia interpersonal y el maltrato psicológico se generalizan debido precisamente a la ira de los hombres, individual y colectiva, por su pérdida de poder (Castells, 1999).
Las nuevas formas de organización familiar, los movimientos de liberación sexual, la inestabilidad familiar y cambios demográficos, son algunos de los agentes que están contribuyendo a la crisis de esta forma de organización familiar. Según las estadísticas cada vez son más los hogares unipersonales o monoparentales, y estos tienen total legitimidad por parte de la sociedad. Por estos motivos se puede decir que el patriarcado está en decadencia y ejercería un control insuficiente, e incluso ineficaz, al no contar con el apoyo de la fuerza, que no solo constituye una medida de emergencia, sino también un instrumento de intimidación constante (Mollet, 1995).
Factores presentes en la Violencia de Pareja
El Machismo y los Micromachismos
Teoría de la Dominancia Social
Modelo de Poder basado en el Género